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18.3.11

Él era de los qe no pueden disimular, de los qe todo se les nota en la cara.
Ella era de las que no hablan mucho.
Él era morocho, con dos rulos grandes en la frente.
Ella siempre saludaba con una sonrisa, aunqe estuviera a cinco cuadras. Era capaz de mantener una sonrisa durante cinco cuadras.
Él con las sonrisas se ponía un poco nervioso.
Ella miraba fijo. 
Él tenía las manos largas. Era de los qe tienen manos de pianista.
Ella era de las qe cuando son chicas se hamacan un montón.
Él era de los que lavan mucho: los platos, la bicicleta, el perro del vecino.
Ella nunca pensó qe abriendo aqella puerta... nunca lo pensó, hasta bastante después.
Él estaba mirando por al ventana.
Ella se puso a llorar. Era de esas, de las que lloran. 
Él era de los que mueven las manos largas cuando alguien llora.
Ella era de las que no paran una vez qe empiezan.
Él era de los qe se acercan.
Ella era de las que no pueden explicar por qué lloran.
Él era paciente.
El lugar era de esos donde se pide turno y le tocó a Él.

Ella siempre lo andaba buscando, pero se había olvidado de su cara. Si lo había visto un ratito y con los ojos llenos de lágrimas, dos rulos ngros qe le preguntaban "¿qué te pasa?, ¿te puedo ayudar?".
Ella esperaba reconocerlo a la salida del cine, cuando entraba en un bar, en cualquier esquina. ¡Ése! No. ¡Ése! °Hola. Perdón." Ese otro ambién parece, peor no es.
Ella comenzó a preguntarse por qué se acordaba tanto de Él. "Qué extraño, para qé lo buisco si ni siqiera sé de qé color son sus ojos ni cuántas pecas tiene. ¿Cuál es la necesidad de andar mirando para todas partes?" Igual, Ella giraba la cabeza varias veces al entrar o salir de un lugar público. Al sitio donde se pide turno ya había ido, pero nada. Le dio vergüenza preguntarle a la secretaria por alguien con dos rulos negros & manos largas.
Ella se puso a llorar en tres bancos de plaza, pero justo cuando no habia nadie de los que se acercan.
Ella pensó qe Él se había ido a otro país. "Qué ridículo, vivir en la misma ciudad, hacer casi las mismas cosas y no cruzarse nunca." Hasta llegó a decirse que Él era de los que se mueren. "Ai no, qé hhorrible!" Ella era de las que no olvidan. 


Fue mucho después, mucho, mucho después.
Ya cuando Ella buscaba sin saber lo que buscaba:
Él abre la puerta y Ella escribe en una servilleta.
Él se sienta en la mesa de enfrente y la mira.
Ella es de las que sienten cuando las miran y se dan vuelta.
Él sonríe un poco.
Ella, a pesar de la exeriencia en sonrisas, no sonríe.
Él inclina la cabeza como moviendo los rulos desaparecidos.
Ella fija los ojos en la ventana.
Él es de los qe insisten cuando miran.
Ella con los ojos le dice "no me molestes, ¿qé qerés?", y empieza a escribir en el vidrio.
Escribe, escribe.
Los rulos negros.
Se da vuelta & Él ya no está.
Lo busca por todas las mesas.
Se levanta para ir al baño a ver si se lo cruza.
Cuando vuelve a la silla, le dan ganas de llorar de nuevo. 
Él es de los qe aparecen por detrás y preguntan: "¿Por qué llorabas aquella vez?". 



                            




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